¿Debo seguir la clasificación por edad en la literatura infantil?

¿Debo seguir la clasificación por edad en la literatura infantil?

Esta es una pregunta recurrente entre los padres que buscan insertar a sus hijos en el universo literario. Como toda buena pregunta, la respuesta es compleja y nos trae nuevas preguntas. Yo la contestaría de la siguiente forma: “Depende, ¿cuál es tu objetivo?”.

La clasificación por edad busca agrupar los títulos bajo ciertas características específicas:

🟠0 a 3 años: los libros suelen ser de cartón firme, con bordes redondeados, de gran tamaño, pocas páginas y dibujos sencillos. Algunos pueden incluir solapas, texturas diferentes para atraer la atención de los más pequeños. Es una etapa de mucha exploración sensorial. Son libros que suelen mostrar temas relacionados a animales, naturaleza, figuras geométricas, vehículos, familia.

🟢3 a 6 años: los libros son de hojas suaves, requieren habilidad motriz para poder pasar las páginas. Las ilustraciones son más complejas y se entremezclan con el sentido de la historia. Involucran textos más abstractos como emociones y psicología de los personajes.

🟡6 a 8 años: son libros para primeros lectores. Están pensados para fomentar la lectura autónoma, por lo que el diseño del texto debe respetar los parámetros de la enseñanza de la lectoescritura en la escuela primaria.

No todos los libros respetan esta clasificación, ni todos los niños desarrollan sus habilidades e intereses a la misma edad ni de la misma forma. Por lo tanto, puedes utilizar la clasificación como una guía para ayudarte a conseguir libros adecuados para tus hijos, pero es más importante tomar en consideración las características del niño al que pertenecerá el libro. Sus intereses, su familiaridad con la lectura, incluso tu propio interés en ofrecerle un libro sobre un tema del que quieres plantear una conversación…

Al final la experiencia literaria depende de cada quien. Lo importante es no forzar esta experiencia. Puedes acompañar y guiar, pero nunca obligar. La lectura es un juego.

¿Miedo a la hora de dormir? ¡Te presento esta idea para la lectura!

¿Miedo a la hora de dormir? ¡Te presento esta idea para la lectura!

La imaginación de los niños es tan fuerte que a veces se les hace difícil separar lo imaginario de lo real. «Monstruos debajo de la cama acechando en la oscuridad» puede convertirse en una sensación de miedo tan paralizante que hará parecer la hora de dormir como una hazaña imposible.

En ese momento es ideal acudir a lecturas como esta:<Cuando Ana tiene miedo>, escrita por Heinz Janisch e ilustrada majestuosamente por Barbara Jung (Editorial Edelvives). Un libro sencillo e inspirador para animar a los más pequeños a utilizar esa capacidad creativa para enfrentar el miedo con un poco de valentía. «Si soy capaz de imaginar las cosas más terroríficas, también seré capaz de crear una forma de afrontarlas».

Por muy ingenuos que parezcan esos miedos desde el punto de vista del adulto, para los niños son reales y atemorizantes. Utiliza esta situación como una oportunidad para identificar una emoción incómoda y pensar juntos en formas de sobrellevarla. (A veces también se vale utilizar esos aprendizajes para nuestros propios miedos «adultos»).

Si ya leímos el libro, ¿ahora qué podemos hacer?

Los cuentos tienen diferentes niveles de lectura, esto dependerá mucho de la edad del niño, de la complejidad de la historia y, sobre todo, de nuestra capacidad para acompañarlos a hacerse preguntas en torno a lo que ahí ocurrió y cómo puede eso conectar con la realidad que ellos viven.

Comencemos realizando algunas preguntas como estas:

“¿A qué le tiene miedo Ana?, ¿a qué le tienes miedo tú?, ¿cómo la ayudarías?, ¿si ella llama a sus amigos cuando tiene miedo, a quién llamarías tú?”

Son preguntas que podrías utilizar al finalizar la lectura, en caso de que no obtengas respuestas como esperabas, ¡no te frustres!, es completamente normal. Desarrollar la capacidad reflexiva lleva su tiempo, si sientes que no obtienes respuestas, siempre puedes ofrecerle una o dos alternativas para que entienda a qué te refieres.

“He notado que a veces te da miedo quedarte solo en tu cuarto o te asusta que se acerque algún desconocido, quiero que sepas que cuando te sientas así siempre puedes recurrir a mí, estaré aquí para acompañarte”.

Querido adulto: recuerda que el miedo nos hace fijar la atención en el estímulo que lo ha desencadenado, por eso puede ser de mucha ayuda comenzar a pensar en cosas agradables como la playa, un paseo bajo las estrellas, llamar a los abuelos, abrazar el objeto de apego…

Y tú, ¿Cómo ayudas a tu mente a afrontar los miedos?

Sus Boz, Asesora de Lectura

La lectura es una actividad sensorial

La lectura es una actividad sensorial

Aquellas experiencias sensoriales que recibimos en los primeros años de infancia son la base fundamental para el adecuado desarrollo de las habilidades que requeriremos a lo largo de toda nuestra vida tanto a nivel emocional y conductual, como a nivel de aprendizaje racional.

Aun cuando consideramos a nuestros bebés como “demasiado pequeños para entender”, ellos están en ese preciso momento utilizando sus sentidos para captar los estímulos que tienen disponibles y nos necesitan para ayudarlos a procesar toda esa información.

Esta primera lectura del entorno requiere acompañamiento y exposición a diferentes sensaciones en ambientes seguros y calmados. Sensaciones que el cerebro se encargará de ir de procesando, combinando y clasificando para poder llegar a crear respuestas adecuadas a los estímulos recibidos.

Una carencia en la experiencia sensorial puede causar un retraso en el aprendizaje y conductas emocionalmente desreguladas. En otras palabras, si esperamos a que nuestros peques estén “listos” para aprender a leer sin haberles expuesto antes a diferentes libros o actividades sensoriales, que puedan tocar, mirar, morder, halar, escuchar… no habrán desarrollado las habilidades previas que se requieren para un adecuado desarrollo de la lectura y el proceso ocurrirá de forma mucho más lenta y desregulada emocionalmente.

El aprendizaje en la primera infancia no debe ser forzado, sino acompañado. Permítele a tu peque a descubrir el mundo que le rodea.

Sus Boz, Asesora de lectura